Día 12, Marzo 17—Sabbath

“De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. –Lucas 23.43

Cada domingo durante esta temporada, dese permiso para reflexionar sobre todo lo que Dios le ha estado hablando a través de su palabra durante la semana anterior. Usando un salmo como el punto focal, aparte tiempo extendido con Dios para simplemente escuchar las maneras en que él está hablando y moviéndose en usted. El objetivo de esta pausa del sábado es permitir el espacio para el descanso, la meditación y para poner atención a su alma.

Salmos 27

El Señor es mi luz y mi salvación;
   ¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida;
   ¿quién podrá amedrentarme?

Cuando los malvados avanzan contra mí
   para devorar mis carnes,
cuando mis enemigos y adversarios me atacan,
   son ellos los que tropiezan y caen.

Aun cuando un ejército me asedie,
   no temerá mi corazón;
aun cuando una guerra estalle contra mí,
   yo mantendré la confianza.

Una sola cosa le pido al Señor,
   y es lo único que persigo:
habitar en la casa del Señor
   todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura del Señor
   y recrearme en su templo.

Porque en el día de la aflicción
   él me resguardará en su morada;
al amparo de su tabernáculo me protegerá,
   y me pondrá en alto, sobre una roca.

Me hará prevalecer
   frente a los enemigos que me rodean;
en su templo ofreceré sacrificios de alabanza
   y cantaré salmos al Señor.

Oye, Señor, mi voz cuando a ti clamo;
   compadécete de mí y respóndeme.

El corazón me dice: «¡Busca su rostro!
   Y yo, Señor, tu rostro busco.

No te escondas de mí;
   no rechaces, en tu enojo, a este siervo tuyo,
   porque tú has sido mi ayuda.
No me desampares ni me abandones,
   Dios de mi salvación.

Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
   el Señor me recibirá en sus brazos.

Guíame, Señor, por tu camino;
   dirígeme por la senda de rectitud,
   por causa de los que me acechan.

No me entregues al capricho de mis adversarios,
   pues contra mí se levantan falsos testigos
   que respiran violencia.

Pero de una cosa estoy seguro:
   he de ver la bondad del Señor
   en esta tierra de los vivientes.

Pon tu esperanza en el Señor;
   ten valor, cobra ánimo;
   ¡pon tu esperanza en el Señor!

Print