Día 31, Abril 5

“Tengo sed.” –Juan 19:28

Jesús les dijo:

—Los reyes de las naciones oprimen a sus súbditos, y los que ejercen autoridad sobre ellos se llaman a sí mismos benefactores. No sea así entre ustedes. Al contrario, el mayor debe comportarse como el menor, y el que manda como el que sirve. Porque, ¿quién es más importante, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es el que está sentado a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como uno que sirve. Lucas 22:25–27

“El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente.” Es probable que hayamos visto esta idea demostrada en el mundo que nos rodea. Uno de los mejores ejemplos es el DE un hermano mayor que se enseñorea sobre sus hermanos mientras sus padres están fuera. Aquellos a quienes se les da autoridad sin rendición de cuentas, incluso en pequeñas dosis o en circunstancias temporales, tienden regularmente a usar ese poder para su ventaja. Este tipo de poder corrupto es contrario al camino de Jesús, “quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos” (Filipenses 2:6 – 7).

El hecho de que Jesús se convirtiera en hombre fue el acto supremo de humildad. Quienes procuramos seguir a Jesús debemos buscar su camino de humildad y no de poder. Andrew Murray resumió la humildad así: “La raíz de toda virtud y gracia, de toda fe y adoración aceptable, es que sabemos que no tenemos nada más que lo que recibimos, y nos humillamos profundamente ante Dios por ello.”  Considera cómo puedes ser un siervo para los que están en tu vida, especialmente aquellos sobre los que tienes alguna medida de autoridad.

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