Día 6, Marzo 11

“De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. –Lucas 23.43

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Mateo 7.13-14

De los dos criminales colgados al lado de Jesús, uno se burla de Él con lo que le queda de vida, preguntando por qué Jesús no podía salvar a los tres.  El otro defiende a Jesús de estos ataques verbales, pidiéndole una pequeña muestra de gracia. Dice: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Jesús le contesta diciendo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Mientras su vida terrenal estaba llegando a su final, este criminal escogió entrar por la puerta estrecha que conduce al reino de Dios.

Sabemos poco de estos hombres aparte de que son criminales quienes enfrentan la ira mortífera del sistema de juicio romano por sus crímenes. No sabemos si el segundo hombre había interactuado con Jesús o si había estado presente en uno de sus milagros o si le había escuchado enseñar. Solamente sabemos que en estos últimos momentos de su vida, él escogió vivir para Jesús y no en contra de Él. John Edmunds, un teólogo inglés quien vivió durante el siglo 16, lo expresa de esta manera: “No importa qué tan repentina haya sido la conversión de este malhechor, es sin duda alguna una conversión real. Muestra las marcas inconfundibles de un corazón nuevo y un espíritu correcto, huellas seguras de la obra del Espíritu Santo.”

Es muy fácil olvidar el gran papel que juega el Espíritu Santo en conducirnos al arrepentimiento. Cuando vivimos nuestras vidas rodeados de lo material y lo físico y enfocados en estas cosas, el mundo espiritual, siendo más escondido y profundo, tiende a desvanecerse de nuestra vista. Pasa tiempo hoy en soledad y en silencio a solas con Dios. Sea que vayas a cuarto solitario por 5 cinco minutos o que salgas caminar en la naturaleza por medio día, aparta tiempo para dejar que el Espíritu Santo vuelva a despertar en ti una conciencia de sus huellas en tu vida.

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