“Tengo sed.” –Juan 19:28
Cada domingo durante esta temporada, dese permiso para reflexionar sobre todo lo que Dios le ha estado hablando a través de su palabra durante la semana anterior. Usando un salmo como el punto focal, aparte tiempo extendido con Dios para simplemente escuchar las maneras en que él está hablando y moviéndose en usted. El objetivo de esta pausa del sábado es permitir el espacio para el descanso, la meditación y para poner atención a su alma.
Salmos 8
Oh Señor, Soberano nuestro,
¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!
¡Has puesto tu gloria sobre los cielos!
Por causa de tus adversarios
has hecho que brote la alabanza
de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho,
para silenciar al enemigo y al rebelde.
Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que allí fijaste, me pregunto:
«¿Qué es el hombre, para que en él pienses?
¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?»
Pues lo hiciste poco menos que Dios,
y lo coronaste de gloria y de honra:
lo entronizaste sobre la obra de tus manos,
todo lo sometiste a su dominio;
todas las ovejas, todos los bueyes,
todos los animales del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
y todo lo que surca los senderos del mar.
Oh Señor, Soberano nuestro,
¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!