“Tengo sed.” –Juan 19:28
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Juan 19:28–29
Jesús experimentaba sed. Experimentaba hambre. Se cansaba. Sentía dolor. Muy frecuentemente nos enfocamos tanto en nuestro entendimiento de Jesús como Dios — el Hijo divino de Dios el Padre quien fue el Verbo en el principio, que estaba con Dios y que era Dios — que minimizamos el hecho de que Él es también completamente humano. En 1 Juan 1.2-3, el apóstol escribe que negar a Jesús como ser humano era también el espíritu del anticristo. Negar su humanidad es afirmar que su muerte es meramente una ficción porque Dios no puede morir; negar su divinidad es también afirmar que su resurrección era un fraude porque un hombre no puede conquistar la muerte.
Ya que Jesús es cien por ciento humano, Él experimentó las mismas luchas que son comunes a todos nosotros. No solamente eso: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos 2.14-15). Jesús es completamente Dios y completamente hombre. Trae tus luchas al trono de Jesús hoy, seguro en el conocimiento de que Él tiene experiencia de primera mano con el tipo de dificultades por las cuales tú estás atravesando.