Día 41, Abril 15

“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.” Lucas 23.46

Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. (Lucas 23.44-46)

Es fácil decir, “Yo confío en Dios en todas las áreas de mi vida,” pero vivir con ese tipo de confianza en medio de los detalles cotidianos de la vida no es tan fácil. Muchos de nosotros descubrimos en la vida real que regresamos a cierto hábitos o prácticas para ejercer un poquito de control sobre nuestras vidas en vez de ir corriendo a Dios, confiando en Él en nuestras circunstancias. No fue así con Jesús. En sus últimos respiros antes de su muerte, sus últimas palabras expresaron su completa confianza en el Padre, el mismo nivel de confianza que mostró durante toda su vida.

Nosotros también debemos manifestar este tipo de confianza en los detalles cotidianos de nuestras vidas, especialmente durante los tiempos difíciles. Una manera de hacer crecer esta confianza en el Altísimo para que penetre hasta los rincones más profundos de nuestro corazón es por medio de la oración. La oración sirve como un recordatorio de nuestro deseo de confiar en Dios y de que Él es digno de nuestra confianza durante todo el día. La oración puede ayudar a moldear nuestros corazones para mejor reflejar la imagen de Cristo en nuestras vidas. Una oración que podría ayudarte viene del libro 24 horas que cambiaron el mundo del autor Adam Hamilton: “Me encomiendo a ti, oh Dios, en la vida o en la muerte, en buenos tiempos o en malos, todo lo que soy y todo lo que tengo, lo pongo en tus manos, oh Dios, para que Tú me cuides.” Ora esta oración en los detalles de este día, “estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” (Deuteronomio 6.7

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